Paseaban el maestro y el aprendiz por el bosque y de pronto el maestro le dijo al alumno: “¿ves esa bellota? Cógela”.
El alumno la cogió, y ambos siguieron andando. De pronto se encontraron con un arbolito pequeñito y el maestro le dijo al alumno: “¿ves ese arbolito? Trata de arrancarlo”.
El alumno tras mucho esfuerzo al fin lo logró. Siguieron andando y se toparon de frente con un inmenso roble grande y frondoso, con tronco grueso y raíces profundas. El maestro le dijo al alumno: “¿Ves ese roble? Arráncalo”.
El alumno miró al maestro extrañado y le dijo: “maestro si con el arbolito casi no pude, ¿cómo voy a poder arrancar este roble?”.
El maestro contestó: “Tus hábitos son como ese roble, cuando están muy profundamente arraigados es prácticamente imposible cambiarlos. Todo empieza con esa diminuta bellota que llevas en las manos. Si identificas que es negativo al principio es fácilmente remplazable. Si lo dejas por mucho tiempo, te pasará como con el arbolito, costará, pero con esfuerzo lo lograrás. Si dejas que tus hábitos negativos se instalen en tu vida demasiado tiempo, se convertirán en un enorme roble imposible de arrancar”.
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Rosa Mª Sanz López
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